Cada vez que escucho que ha habido un accidente laboral por no llevar puesto un equipo de protección individual obligatorio, pienso, “qué adelantará”, frase que se la oía a mis abuelos y a mis padres y que forma parte de ese léxico familiar que existe en todas las casas.
Siempre pensé que nunca la usaría porque me parecía típica frase de mayores. Por eso, cada vez que me entero de un accidente de este tipo, con daños graves para el trabajador, y me digo “qué adelantará” me enfado doblemente, porque me siento mayor y, sobre todo, porque se podría haber evitado.
Pero porqué, ¿por qué ocurren accidentes por imprudencia del trabajador? Se supone que somos los primeros interesados en velar por nuestra seguridad.
Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología en la Universidad Complutense, nos dice que “queremos riesgo cero cuando salimos a la calle, fruto de una idea irracional de que todo es predecible y tenemos que ser cuidados”; y sigue diciendo que exigimos mucho, y de modo irracional, cuando hay factores externos relacionados con el riesgo, mientras que hay una tendencia al optimismo y a subestimar el riesgo cuando se trata de riesgos individuales y cotidianos.
Desde el punto de vista laboral, esto es exactamente lo que ocurre. Los trabajadores exigen todas las medidas de seguridad para poder realizar su trabajo en las condiciones adecuadas (y así debe ser), cualquier falta mínima es motivo de queja; pero por la parte que toca al trabajador, ¿qué ocurre? Cuántas veces hemos oído frases como “esto siempre lo he hecho así y nunca ha pasado nada”, “no me pongo el EPI porque sólo es un momento”,…
Esto se debe a un exceso de confianza y la tendencia a subestimar el riesgo, pero cuando el accidente se materializa buscamos mil excusas para inculpar a los demás, a la empresa.
El trabajador suele pensar que lo que ocurre a su alrededor no depende de ellos, y he ahí el problema, que esto hace que no actúe para cambiarlo y aprenda a comportarse de forma pasiva. Esto es lo que queremos cambiar con BUBLED, que los trabajadores perciban que los accidentes también ocurren como efecto de sus propias acciones.
Con esto no quiero decir que en la vida no se tengan que asumir riesgos, pero en el mundo laboral, a la hora de asumir un peligro, de decidir si me subo a una cubierta sin EPIs, deberíamos analizar lo mejor y lo peor que me pueda pasar y tener en cuenta que, como dice Rafael Alvira, catedrático de Filosofía de la Universidad de Navarra “hay un umbral a partir del cual si nos arriesgamos empezamos a tener cierta seguridad de que vamos a perder”.
Así que, antes de que los demás se pregunten “qué adelantará” es mejor que nos preguntemos “qué adelanto”, qué gano con arriesgarme. Así con BUBLED comenzaremos a tener nuestro propio Léxico Familiar.
Le dejamos una noticia sobre un caso en el que la victima es responsable de su accidente laboral por no tomar las precauciones pese a su experiencia, en el siguiente link.