Siempre que se piensa en el coste del trabajador para la empresa aparece el salario del empleado, pero no es exactamente así ya que éste es sólo uno de los diversos elementos que componen el coste para la empresa de su personal asalariado.
Cuando se produce una baja laboral a consecuencia de un accidente o una enfermedad profesional, los costes económicos de dicha baja han de ser evaluados correctamente por lo que a la empresa le suponen y por los costes al trabajador y su entorno familiar más cercano.
En lo que a los costes empresariales se refiere, se ha de poner atención a dos costes, el de oportunidad y el financiero.
El coste de oportunidad es el más importante. Son los costes salariales directos al trabajador y para la empresa ante la ausencia temporal. Se debe tener en cuenta la compensación al trabajador accidentado o enfermo y los costes de cotización durante el periodo de baja. Pero, sobre todo, se debe contemplar el coste que supone los beneficios no generados por el trabajador y/o compañeros que han perdido tiempo a causa de accidente o baja.
Los costes financieros son costes por daños de materiales en los casos de accidente laboral.
Se debe tener en cuenta que muchas de las enfermedades y accidentes laborales suelen ser investigados por la Administración a través de las ITSS o técnicos habilitados, pudiendo ocasionar a sanciones, recargo de prestaciones por parte de la Seguridad Social (no asegurables mediante pólizas de seguro), y si hubiera juicio, posibles condenas judiciales Civiles.
La empresa también tendrá que hacer frente a los costes emocionales que supone a todo el equipo a consecuencia de un accidente o enfermedad producida en la propia empresa.
Para el trabajador, su mayor coste es la salud pero también existen otros costes como son el profesional y económico.
En algunos casos, el trabajador tendrá que sufrir costes profesionales ante un despido o extinción de contrato laboral. En caso de que el accidentado o enfermo tenga secuelas puede repercutir negativamente en su puesto de trabajo, disminuyendo las perspectivas de futuro.
En cuanto a los costes económicos, existen para el trabajador. El enfermo o accidentado asume gastos sanitarios, dependencia, desplazamiento, etc, y en muchas ocasiones no son reembolsados.
Sus familias o su día a día se ven limitados por un impedimento físico o psicológico, suponiendo al trabajador gastos intangibles.
¿Qué podemos hacer para ahorrar costes?
Ningún puesto de trabajo es inmune a los riesgos. Tanto la empresa como los trabajadores deben ser conscientes de los riesgos que pueden acarrean en su puesto de trabajo y qué medidas preventivas tomar en caso de enfrentarse a algunos de los riesgos registrados.
Como comentábamos en el artículo anterior, es muy importante implantar una cultura preventiva en la organización, para evitar en todo lo posible cualquier accidente o enfermedad que supone costes para todos.
Lo que os comentamos en este artículo, no es nada nuevo. Lo conocemos y, muchas veces, asumimos una mala gestión de la prevención de riesgos laborales para no someterse al esfuerzo inicial que supone una cultura preventiva. Se debe entender la cultura preventiva como garantía de salud y ahorro en costes. Todos, directivos y trabajadores, representan los beneficios de la empresa.