Una de las mayores organizaciones internacionales de servicios profesionales, BDO, ha declarado en su Informe “Expectativas y Tendencias en la Empresa Española en 2019” que nada más y nada menos que el 75% de las empresas, YA HAN ELABORADO E IMPLEMENTADO SU PROPIO CÓDIGO ÉTICO.
Lo utilizan como guía para las decisiones que adoptan en el seno de sus organizaciones, y se comprometen a que todas las personas que trabajen y colaboren con ellas: conozcan, cumplan y colaboren para su correcta implantación.
Actualmente, y así lo confirma el citado Informe, nos encontramos en un momento de cambio absoluto en el proceder de las empresas, que cada vez más, desean adaptarse a los nuevos tiempos que exigen valores y principios férreos de cumplimiento de la normativa vigente, por lo que el Código Ético es uno de los instrumentos clave para ello, ya que contiene las directrices necesarias para realizar con ética la actividad empresarial.
Debe quedar claro que el objetivo principal no es la reducción de las sanciones, o la exención de las responsabilidades, sino fomentar una cultura de empresa que te sitúe por encima de tus competidores, fruto del compromiso con el cumplimiento de las normas.
El Informe sitúa en un 78 el porcentaje de empresas para las cuales el principal desafío de este 2019 es reforzar el interés por cumplir con la normativa (Plan de cumplimiento normativo, o el ya conocido compliance), lo que está demostrado que conlleva aumentar las perspectivas de crecimiento que han calculado para este año, puesto que el sentir generalizado no es otro que el deseo de relacionarnos con empresas con altos estándares éticos, que tengan políticas de cumplimiento correctamente implantadas.
Es innegable el papel fundamental que tienen las empresas en España, y precisamente por eso es tan importante que sean ejemplo de la imagen de país que queremos mostrar al mundo, que cada vez demanda más una cultura empresarial a la altura de las circunstancias, que sepa adaptarse a la necesidad de cumplir con una adecuada deontología profesional.
El Código Ético, entre otros protocolos y políticas, es una de las medidas adoptadas por un gran número de empresas que quieren estar en sintonía con los compromisos y retos sociales que las empresas se han fijado para 2019, y que junto con el resto de políticas de la empresa, marca los valores éticos de la organización, por lo que es responsabilidad de los empleados y del Departamento de Dirección, conocer y cumplir las políticas aplicables al trabajo que se realiza y a las decisiones que se toman.
No se trata de establecer las prohibiciones que ya establecen las leyes, sino de establecer cuáles son los planes y proyectos que la empresa tiene pensado realizar para por ejemplo causar el menor impacto medioambiental posible, defender la igualdad de oportunidades o luchar contra el acoso laboral, e incluir asimismo las medidas que serán implantadas para conseguirlo.
Es importante identificar las metas que la empresa pretender desarrollar en la sociedad, y con ello, delimitar con claridad cuál es su filosofía.
El Código Ético evidentemente no es la panacea, que una vez implantado en la empresa la convierte de manera automática en perfecta, sino que es un documento flexible que deberá modificarse según surjan nuevas cuestiones, definiendo siempre cuál es el procedimiento a seguir en caso de conflicto o dilema ético, por lo que deberá realizarse el correspondiente seguimiento.
Lo que es seguro, es que supone una garantía de la buena imagen y reputación de la empresa, y que se encarga de proteger al capital humano de la misma frente a las injusticias.
El trabajador y el cliente se quedan donde se sienten protegidos.
Beneficios:
Artículo recogido de Plural Asesores.