Las vacaciones de verano llegan a su fin y hay que empezar a preparar todo lo necesario para la vuelta al cole, libros, cuadernos, bolígrafos, uniformes,…
En las noticias nos volverán a hablar de prevenir el exceso de peso en las mochilas, del gasto extra que supone para muchos padres el inicio del año escolar. Pero en muchos casos, este comienzo lleva consigo un drama familiar, el acoso escolar que sufren sus hijos.
Un problema que padece en España uno de cada cuatro niños y donde el silencio es el aliado.
El bullying en España es una triste realidad desde hace años. Sólo en 2016 la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) registró 1.207 casos de acoso escolar reales, lo que supone un aumento del 87,7% en el último año y un 240% desde 2015.
Pero ¿por qué va en aumento?
En los artículos relacionados con el tema, nos hablan de qué es, cómo detectarlo, cómo orientar a los hijos ante el acoso…Todo eso está muy bien, pero no se entra en el fondo de la cuestión. Qué educación y valores damos a los niños en el cole, en casa.
La obra de teatro “El pequeño poni” (2015), escrita por Paco Becerra, se presentó como “una obra sobre el acoso escolar en la que viven atrapados cada vez más niños y niñas en todo el mundo, una reflexión acerca de la libertad, el miedo y el instinto de protección; un retrato de la ceguera, la ineptitud y los prejuicios sociales de los adultos.”
En la obra se aborda el acoso desde el ámbito familiar. Unos padres que tienen puntos de vista diferentes para zanjar el acoso, la seguridad frente a la libertad. El padre apoya la libertad del niño, mientras la madre centra toda su preocupación en su seguridad.
Esta obra está inspirada en los hechos reales que tuvieron lugar en Estados Unidos durante el año 2014. A Grayson, un niño de nueve años de edad, tras sufrir varios ataques físicos y verbales, le fue prohibido la entrada al centro escolar en donde estudiaba por llevar colgada a sus espaldas una mochila de Mi pequeño poni. La dirección del colegio consideró “detonante de acoso” el hecho de que Grayson acudiera a clase acompañado de la mochila de sus dibujos animados favoritos, acusándole de haber provocado “disrupción en el aula”. A día de hoy, la escuela se defiende alegando que nunca tuvieron intención de agredir a Grayson, sino que fue una estrategia para detener el acoso.
Todo lo que le ocurre a ese niño es que es diferente, ¡le gustan los dibujos de niñas!
Esa es la clave, responsabilizamos al niño acosado, cuando todos son responsables, menos él. En los colegios decimos que educamos en la igualdad, la tolerancia, pero luego actuamos como en el colegio de Carolina del Norte, (¿“detonante de acoso” llevar una mochila con un determinado dibujo?). ¡Alarma, un niño se sale del rebaño, hacedlo volver al redil!
¿Queremos un mundo donde todos estemos de acuerdo en todo? ¿Un mundo de mediocres en una sociedad gris, uniforme?
Ser diferentes es lo natural y eso es lo que tenemos que potenciar en el colegio y en casa. Que los niños sean creativos, capaces de tomar decisiones, expresar sus opiniones, negarse a participar en actos que no les interesan por miedo a no ser aceptados,…
Es hora de reflexionar acerca de la libertad, la tolerancia y el instinto de protección.
En Bubled queremos ayudar a detectar situaciones de riesgo informando y desarrollando una buena comunicación para que todos seamos conscientes del problema y conseguir que nuestros hijos tengan confianza en sí mismos y en los padres y profesores.