Si la empresa busca aumentar sus capacidades e implementar una cultura de la innovación, harían bien el terminar con el PRESENTISMO.
Un “Análisis sobre el coste de las horas extraordinarias remuneradas en España” elaborado por Randstad (2017), concluye que las horas extra cuestan a las empresas españolas más de 2.800 millones de euros.
En Madrid, una de las comunidades donde menos les cuesta a las empresas cada hora extra, 18,10€ (la media está en 21,30€), el dinero destinado a pagar estas horas equivaldría a la contratación de entre 10.000-12.000 profesionales durante un año, superando las 8.500 a tiempo completo.
Y todo este gasto, ¿para qué?
Según explica Luis Pérez, Director de Relaciones Institucionales de Randstad, “el aumento de la productividad puntual puede cubrirse con un medio como las horas extraordinarias, que permitan alcanzar el volumen de producción necesario para satisfacer las demandas del mercado laboral un día concreto. Sin embargo, la ampliación continuada de la jornada laboral de los trabajadores mediante este mecanismo conlleva un descenso en su productividad.”
Un estudio de Premiere Global Services Inc. (PGI), basado en datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), afirma que el país más productivo del mundo es Alemania donde se trabaja 1100 horas anuales menos que Corea del Sur, el país con más horas, 2.600h.
Entretanto, España tiene una jornada laboral de 232 horas por encima de la media comunitaria (3er país). Según el estudio de OBS Business School, España es el país más improductivo de la UE. Señala que el 55% del tiempo de trabajo en España es improductivo y concluye que a más horas de trabajo, menos productividad. Las personas que trabajan demasiadas horas no resultan necesariamente las más beneficiosas para la empresa.
Pero, ¿por qué disminuye la productividad a medida que aumenta el número de horas?
El presentismo hace que los trabajadores tengan más estrés, su nivel de contribución y compromiso con la organización sean más bajos y manifiesten en mayor medida su deseo de dejar la compañía.
Una investigación realizada en el Reino Unido por científicos británicos y finlandeses, publicada en la web de la revista estadounidense Plos One, encontró una relación directa entre el trabajo extra y la depresión y las consecuencias en el deterioro de la salud de las personas.
Esta investigación y otras muchas, por ejemplo, la Universidad Estatal de Kansas, publicada en la revista especializada Financial Planning Review, demuestran que las jornadas con horas extra, sumadas al desgaste natural ocasionado por el horario normal de trabajo, es un asunto que debe regularse o controlarse, ya que las consecuencias pueden ser crónicas para la salud mental y física, y afectar permanentemente el bienestar de los empleados. Cuando esto sucede, se descuida la atención de los asuntos personales y la productividad laboral termina reduciéndose drásticamente, a pesar de trabajar exageradamente.
Pasar más tiempo del debido en el trabajo no necesariamente es sinónimo de compromiso con la empresa, se le asocia con falta de productividad, absentismo, alta rotación del personal e incluso trastornos de la salud.
José Ángel López, psicólogo experto en RR.HH., nos aconseja que “deberíamos reemplazar esa concepción de presentista por prácticas que promuevan la eficiencia, la confianza y la autonomía al margen del tiempo que se pase en la oficina”.