Existe el tópico de creer que el descanso, aunque necesario, representa un tiempo improductivo en el trabajo, o sea, un tiempo perdido. Pero varios estudios han demostrado que para mantener un nivel de atención considerable o bien realizar unos esfuerzos físicos continuados, por pequeños que éstos sean, es imprescindible introducir pausas a diferentes frecuencias y no siempre fácilmente predecibles, para recuperar los niveles óptimos de rendimiento esperados y no generar daños a la salud.
Una buena planificación del tiempo de trabajo y de descanso comporta mayor eficiencia productiva y obviamente, menor fatiga, con un mejor control de la misma
Por tanto, debemos tomar pequeños descansos en el trabajo, con el fin de mejorar nuestra productividad y evitar que nuestro cerebro “colapse”. ¿Cuándo es mejor parar? ¿Después de comer? ¿A media mañana? ¿Es preferible hacer varias paradas a descansar durante un período más largo?
El estudio «Give me a better break: Choosing workday break activities to maximize resource recovery», publicado en la revista Journal of Applied Psychology, realizado por Emyli Hunter y Cindy Wu de la Universidad de Baylor, evalúa cuál es el mejor momento del día para hacer una pausa en el trabajo. ¿Cuándo, cómo y dónde es recomendable parar conseguir estimular nuestra energía y productividad, concentración y motivación?
Los investigadores describieron esas pausas como “cualquier período de tiempo, formal o informal, durante el período de trabajo en el que no se requiere o espera la realización de tareas relevantes, y que incluyen descansos para el café, la comida, los correos personales o la socialización con otros compañeros”.
Teniendo en cuenta las horas de los descansos y las conclusiones de los voluntarios, los científicos de Baylor determinaron que el mejor momento del día para hacer una pausa es a media mañana.
Durante esos descansos, además, es preferible hacer cosas que nos gusten -aunque tengan algún tipo de relación con el trabajo-.
Los científicos también apuntaron que es preferible hacer pausas más cortas pero más frecuentes que optar por descansos más largos pero menos habituales.
Las encuestas de empleados mostraron que la recuperación de recursos -energía, concentración y motivación- luego de un «buen descanso» llevó a los trabajadores a experimentar menos síntomas somáticos, incluyendo dolor de cabeza, fatiga visual y dolor lumbar. Experimentan una mejor salud y una mayor satisfacción laboral.
Los descansos más largos son buenos, pero es beneficioso tomar descansos cortos frecuentes.
Si bien el estudio no pudo precisar un período de tiempo exacto para un mejor descanso en el día laboral (15 minutos, 30 minutos, etc.), la investigación descubrió que se relacionaban más descansos con recursos más altos, lo que sugiere que se debería alentar a los empleados a tomar más breves descansos frecuentes para facilitar la recuperación.
En este sentido, el Comité para la visibilidad de la Sociedad para la Psicología Industrial y Organizacional, presentó en 2016 su libro blanco titulado “A maratón, not a Sprint: The benefits of taking time to recover from work demands (“Es un maratón, no un sprint: los beneficios de descansar para recuperarse de las demandas laborales”) en el que subraya los beneficios de que los trabajadores, al igual que los atletas, puedan contar con un tiempo para desconectar, relajarse y recuperarse de las demandas del trabajo.
La investigación sugiere que cuando los empleados son capaces de recuperarse de las demandas de trabajo, evidencian una sensación de bienestar, una mayor capacidad de rendimiento y un alto grado de compromiso.
Por tanto, podríamos resumir que las pausas en el trabajo:
- Mejora el rendimiento físico-mental.
- Disminuye riesgos producidos por las enfermedades profesionales.
- Mejoran las relaciones interpersonales laborales
- Representan beneficios económicos para la empresa y los empleados
Estas pausas deben realizarse al menos dos veces al día (mejor cada dos horas de trabajo) con una duración de 5 minutos. Aunque el descanso debería poder realizarse cuando las personas lo necesiten en función del ritmo y las exigencias del propio trabajo.